Nombre de Dios, Durango: ¿qué hacer en este pueblo mágico?

Un refugio donde la naturaleza y el legado virreinal se encuentran para regalar postales inolvidables y sabores que conquistan

Ago 14, 2025 - 10:00
Ago 12, 2025 - 22:50
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Nombre de Dios, Durango: ¿qué hacer en este pueblo mágico?

En Nombre de Dios, Durango, la magia no es un truco: es un paisaje vivo. Aquí, el murmullo constante de riachuelos, el brillo de los ojos de agua y el salto impetuoso de sus cascadas conviven con las torres centenarias de iglesias que marcaron el inicio de la fe en el noroeste de México. Este Pueblo Mágico, el más antiguo del estado, guarda en cada rincón una historia que se saborea y se respira.

Un viaje al corazón virreinal

El centro histórico de Nombre de Dios es un museo al aire libre. El Templo de San Francisco, joya del siglo XVI, es considerado el templo católico más antiguo del noroeste del país. A su lado, el Templo de Jesús Nazareno deslumbra con su portada adornada con angelitos, un guiño al arte religioso de Michoacán. No hay que olvidar la Iglesia de San Pedro Apóstol, construida en 1790, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y la Capilla de la Purísima Concepción, cada uno con su propio carácter y encanto.

Imagen: visitdurango, una joya colonial en el norte.

Postales naturales que parecen salidas de un cuento

La naturaleza aquí tiene un papel protagónico. La Cascada El Saltito, con sus 20 metros de altura, ofrece una perspectiva distinta: en lugar de verla desde abajo, el visitante se asoma desde las alturas para contemplar cómo el agua azul oscura rompe en espuma blanca sobre un suelo ocre y dorado.

El Ojo de Agua de Los Berros es un refugio bajo un bosque de sabinos centenarios, cuyas raíces retorcidas y ramas inclinadas crean un túnel natural. En otoño, sus hojas rojizas convierten el lugar en una pintura viva.

Imagen: visitdurango, es un destino ideal para conectar con la naturaleza. 

En el Parque Los Salones, los sabinos vuelven a ser protagonistas, esta vez acompañados por el azul intenso del río Tunal, donde el reflejo de los árboles sobre el agua crea la sensación de caminar dentro de un escenario cinematográfico.

Sabores que se quedan en la memoria

Visitar Nombre de Dios es también una experiencia para el paladar. Las gorditas de Doña Aleja, rellenas de guisos caseros, son una parada obligada. Los locales se enorgullecen de sus conservas y dulces cristalizados de chilacayote, calabaza, membrillo y perón, así como de sus vinos de fruta y quesos asaderos. Entre los imperdibles están los nopales en escabeche, los chiles preparados y los licores artesanales.

Imagen: visitdurango, su gastronomía es única.  

Y si eres amante de la cerveza, la Cervecera Duranguea te espera con opciones artesanales únicas, como su cerveza de barril de la casa o la Daniel Sable, que reflejan el carácter de la región.

Para quedarte un poco más

La Ex Hacienda de Juana Guerra y el Museo Comunitario Contalpa completan la experiencia cultural, mientras que los parajes de agua y bosque invitan a pasar la tarde sin prisa, dejándose llevar por el ritmo pausado de la vida de pueblo.

En Nombre de Dios, cada rincón es una historia y cada sabor un recuerdo. Es un lugar para caminar despacio, comer sin prisas y dejarse envolver por la mezcla perfecta de historia, naturaleza y hospitalidad norteña.

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José Miguel Velázquez Viajero, contador de historias.