Xantolo en Veracruz: entre ríos, sones y el espíritu huasteco
Una fiesta donde la muerte baila entre los vivos, recordando que cada canto y cada altar son una promesa de eterno regreso
En el norte de Veracruz, el Xantolo se vive como una celebración que une lo sagrado y lo festivo. En los municipios de Tempoal, Tantoyuca, Pánuco, Chicontepec y Platón Sánchez, esta tradición tiene raíces profundas que se entrelazan con la herencia nahua y teenek, y con la identidad viva de la Huasteca veracruzana.
Aquí, la llegada de los muertos no es motivo de silencio, sino de fiesta. Desde los últimos días de octubre, las comunidades comienzan los preparativos: se adornan las casas con flores de cempasúchil, papel picado y velas; se elaboran altares con frutas, pan, café y platillos tradicionales como el zacahuil o los tamales de frijol; y se alistan los comparseros, quienes serán los encargados de llenar las calles de música y color.
Imagen: Forbes: Xantolo la fiesta de la huasteca.
En Tempoal de Sánchez, considerado el corazón del Xantolo veracruzano, la fiesta alcanza su punto máximo con el Desfile de las Comparsas, una tradición que combina teatro popular, danza y humor. Personajes con máscaras talladas, trajes extravagantes y pasos coreografiados representan escenas de la vida cotidiana, mezcladas con mitos y leyendas locales. Las comparsas son más que un espectáculo: son una forma de mantener viva la memoria de los antepasados, un homenaje colectivo que trasciende generaciones.
La música del son huasteco, interpretada con violines, jaranas y huapangueras, acompaña el ritmo de las danzas y llena el aire con versos improvisados que celebran la vida, el amor y el recuerdo. En cada esquina, los aromas del copal y el pan recién horneado se mezclan con las risas de niños y el murmullo de las familias que se reencuentran en torno a sus ofrendas.
Imagen: La Revista del Sureste, sones, espíritu y copal.
El Xantolo en Veracruz es también una muestra de identidad regional: una herencia viva que combina la devoción católica con las creencias prehispánicas sobre el ciclo de la vida y la muerte. Las comunidades se unen en un mismo propósito: recibir y honrar a sus muertos con alegría, música y comida, reafirmando el vínculo entre el mundo de los vivos y el de los espíritus.
Visitar la Huasteca veracruzana durante el Xantolo es adentrarse en un universo simbólico donde cada danza, cada altar y cada canción cuentan una historia. Es entender que en esta región, la muerte no es un final, sino un regreso lleno de luz, color y memoria.
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