La ruta de la fe, Santa Catarina Juquila
Visitar el Santuario de la Virgen de Juquila en diciembre, una experiencia única por su cantidad de peregrinos.
El turismo religioso se ha vuelto cada vez más popular en todo el mundo, México es uno de los destinos con mayor afluencia de turismo extranjero con el interés de conocer el patrimonio sacro, pero sobre todo; viajan con el deseo de descifrar en gran medida, cuál es la principal motivación que mueve la fe de los mexicanos.
Una ruta religiosa que se ha popularizado en Oaxaca es la que se le conoce como la Ruta de la Fe; el camino que lleva al santuario mariano que rinde honor a la Virgen de Juquila, ubicado en la población de Santa Catarina-Juquila; el tercer santuario más visitado en toda la república mexicana.
Existen diferentes medios para llegar a este devocional lugar; en auto propio, transportación colectiva operada por diversas líneas comerciales y la tercera; la experiencia más divertida; a pie, corriendo o en ruta ciclista, especialmente comandada por grupos religiosos que organizan varias peregrinaciones al año con punto de partida en diferentes estados del país y específicamente en las cercanías oaxaqueñas, el mes que más conglomera visitantes es diciembre.
Imagen: Peregrinos en San Miguel Amatitlán, Oax. / Fotografía: Lili Ricárdez
¿Qué tiene de especial esta ruta religiosa?
De manera personal puedo decirte que no hay mayor disfrute que la ruta a pie, donde se camina durante seis días o menos, según la velocidad de la caminata, con o sin condición física pero, si mental; por variedad de caminos y veredas que ofrecen diversidad de climas y paisajes, esta variabilidad se debe a que este recorrido es cobijado por tres regiones diferentes; valles centrales, sierra sur y costa.
Los primeros dos días el paisaje que nos ofrece la región de Valles Centrales consta de extensas llanuras y algunos pequeños ríos; poblados como Zaachila, Zimatlán, San Miguel Amatitlán y Ayoquezco de Aldama son aclimatados por un aire fresco, el camino es cansado, pero lleno de energía.
La siguiente etapa, en el tercer día hace su presencia la región de la Sierra sur, llega la hora de comenzar a subir cerros boscosos y húmedos, como dice el eufemismo de la región del alto Papaloapan, "medio día fue subir, medio día fue bajar", caminos cubiertos de alfombras de hojarasca y pinos cubiertos de pasle, convierten el camino en una aventura de los hermanos Grimm, incluso uno se especializa en el hábil "frenado de piernas", de dos a tres caídas sin límite de tiempo se manifiestan al intentar derrapar.
Es justo en esta región donde se hacen presentes también los mitos y leyendas de algunos lugares; como el muy conocido relato sobre el "sendero del diablo", un atajo que incluso ha sido cercado por la peligrosidad que representa, propios y extraños aseguran haberse perdido en este sitio, divisando por momentos una bola de fuego en el camino o a un anciano que guía por un camino equívoco para extraviarte por días, se cuenta que hay gente que nunca pudo regresar.
Otro punto interesante es el Cerro de las Brujas, camino lleno de acantilados y grutas inhóspitas, recomendable atravesar de madrugada, con toda la fuerza corporal y con luz del amanecer para que las brujas no los jalen. Y para aquellas mujeres que llevan el deseo de ser madres, llegar hasta el paraje de "La Preñada" es vital, ahí hay una cueva que alberga un nicho de agua milagrosa naciente en la montaña, la cual debe ser bebida para poder concebir.
El frío y la lluvia minan un tanto la fuerza pero, no el ánimo por llegar a la etapa final; la conexión entre la naturaleza y el yo, alcanzan su máxima expresión en estos días. Esta ruta presenta caminos complicados sin duda, pero también poblados con variedad de servicios y atractivos turísticos, los pobladores se preparan para recibir a cientos de caminantes y ofrecer una deliciosa bebida fría o caliente en medio de la nada.
Imagen: Cerro del Obispo, Villa Sola de Vega / Fotografía: Lili Ricardez
La meta final llega concretamente en el cuarto día, al pasar del frío y viento, al riquísimo clima de la región de la costa, llegamos a Sola de Vega; cocos, mezcal, fruta variada, mariscos y cantidad de servicios gastronómicos se presentan ante tus pies como un oasis en el desierto. Es momento de sacar el traje de baño y sumergirte en el río de San Pedro Juchatengo, famoso por su gran extensión. Ahora es turno de cruzar cerros cubiertos de ríos, el calzado de tenis cambia a sandalias o huaraches; el cerro la trompeta, picacho, jícara, corral de piedra y el mogote del águila, ofrecen postales increíbles.
Una vez alcanzado el paraje conocido como El vidrio, estarás a medio día de llegar al Santuario, no sin antes pasar por el pedimento, lugar de culto para solicitar a los pies de la virgen de Juquila hecha de piedra, sus favores por medio de figuras hechas de barro elaboradas por los penitentes.
Finalmente, llegar al Santuario es un acto de fe verdadero; más que religioso, en uno mismo, un reto completamente personal e introspectivo. El pueblo de Santa Catarina Juquila ha recibido la nominación de pueblo mágico, cuenta con un gran catálogo de servicios turísticos de todo tipo; hoteles, taxis colectivos y privados, cabañas, restaurantes, tiendas artesanales y recorridos por parajes y sitios milagrosos. Ahora, si lo que deseas es un trayecto directo a la comunidad, súbete a tu auto y en cinco horas estarás en este destino partiendo de la ciudad capital.
Imagen: Santuario Virgen de Juquila /Fotografía: Sitio Oficial Santuario.
Juquila es la oportunidad ideal para conectarte con todo lo que mueve tus sentidos, te sentirás vivo en este recorrido inigualable. La fiesta de la Virgen se celebra el 8 de diciembre, en estas fechas el santuario es cubierto por miles de peregrinos dispuestos a llevarse hasta el más mínimo recuerdo de esta visita milagrosa, llegar hasta ahí es considerado un verdadero milagro por la peligrosidad del camino en cualquiera de sus formas de llegada. El agradecimiento de la Virgen ante este hecho se hace tangible en cualquiera de las religiones que se profese.
¿Te animas?
Aquí la ruta:
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